En el derecho inglés, la jurisprudencia ocupa un lugar central. Los tribunales, normalmente, están vinculados por sus propias resoluciones y por las de cualquier tribunal superior en la jerarquía. Hasta hace unos cincuenta años ni siquiera el Tribunal Supremo podía apartarse de las sentencias que había dictado años, décadas o siglos atrás. Una organización de este tipo garantiza la seguridad jurídica, pero da lugar a un sistema excesivamente rígido. En la actualidad, gracias a la Declaración práctica de 1966 (Practice Statement [1966] 3 All ER 77), el sistema es algo más flexible, aunque solo hasta cierto punto. ¿Qué cambios introdujo el Practice Statement 1966 en el derecho de Inglaterra y Gales?
Índice
¿En qué consiste la doctrina del precedente?
1. Stare decisis
Para entender la trascendencia del Practice Statement 1966 conviene repasar algunas nociones básicas sobre la doctrina del precedente. Según esta doctrina característica del derecho anglosajón, los tribunales deben observar sus propias decisiones y las de los tribunales que están situados por encima en la jerarquía del poder judicial.
Por tanto, el precedente actúa de dos formas:
- Horizontalmente: un tribunal está vinculado por sus propias resoluciones.
- Verticalmente: también debe seguir las de los tribunales que ocupan un lugar superior en la jerarquía.
La doctrina del precedente también se conoce como stare decisis, de la máxima latina «Stare decisis et non quieta movere» (atenerse a lo decidido y no modificar lo establecido).
En la práctica, esto supone que los jueces de hoy en día tienen que dar respuesta a las disputas que se someten a su conocimiento aplicando soluciones que otros jueces dieron a los mismos problemas décadas o siglos atrás. Es evidente que un sistema así tiene sus desventajas y necesita mecanismos que atenúen esta rigidez.
2. Distinguishing, reversing y overruling
Entre estos mecanismos figuran lo que se conoce como distinguishing, reversing y overruling. El distinguishing consiste en apartarse del precedente argumentando que los hechos no son totalmente coincidentes. El reversing y el overruling son bastante similares. En ambos casos, interviene un tribunal superior que modifica un criterio jurisprudencial. En el reversing un tribunal de apelación deja sin efecto la sentencia recurrida y, de este modo, crea un precedente distinto. El overruling viene a ser lo mismo, pero, en este caso, no se produce una apelación directa, sino que un proceso distinto llega a un tribunal superior y este, al pronunciarse sobre él, modifica el precedente.
3. Una organización jerárquica
Un sistema como este no sería sostenible si no existiera una jerarquía entre los tribunales ingleses. Los jueces tendrían que estar al día de todas las sentencias de todos y cada uno de los tribunales y juzgados de Inglaterra y Gales. No resultaría viable. Se dictarían sentencias contradictorias de forma continua. Todas ellas tendrían el mismo rango, muchas compartirían incluso la fecha y ni siquiera se podrían identificar las que crean precedente y tienen prioridad sobre el resto.
4. Ratio decidendi y obiter dicta
También debe observarse que no todo el contenido de las sentencias judiciales se considera vinculante en sentido estricto. Dentro de una resolución judicial, se suele distinguir entre la ratio decidendi y los obiter dicta. Los primeros serían los fundamentos jurídicos que constituyen el precedente. Los segundos son comentarios del juez que pueden influir a otros tribunales pero que se consideran persuasive precedent («precedente persuasivo», sin fuerza vinculante).
Como consecuencia de todos estos mecanismos y rasgos del derecho inglés, el sistema ha podido evolucionar y adaptarse a las necesidades del presente. Sin embargo, la apuesta de este sistema jurídico por la previsibilidad y la estabilidad es bastante alta. Hasta la segunda mitad del siglo XX ni siquiera la House of Lords —el Tribunal Supremo británico de la época— podía desvincularse de sus propias sentencias. Esto suponía un impedimento para que la jurisprudencia diera respuesta a las necesidades de una sociedad que cada vez evolucionaba a mayor velocidad.
El Tribunal Supremo inglés y la Declaración práctica de 1966
Así pues, hasta 1966, la House of Lords debía dictar sus resoluciones con arreglo al precedente establecido por sus propias sentencias en el pasado. El planteamiento de la época era el que se recoge en London Tramways Co Ltd v London County Council (1898).
De este modo, se consideraba que no tenía sentido volver sobre cuestiones que se habían resuelto con anterioridad para no alargar eternamente debates jurídicos que ya se podían considerar zanjados. En todo caso, si el poder judicial no resolvía de forma adecuada una cuestión, el Parlamento podía aprobar una ley en que se regulara de otra manera.
En 1966, se pone punto y final a esta doctrina. Lord Gardiner LC, en nombre de la House of Lords aprueba el Practice Statement [1966] 3 All ER 77. Se trata de un documento en el que la House of Lords se reserva el derecho a apartarse de sus resoluciones anteriores si lo considera necesario («to depart from a previous decision when it appears right to do so»).
Esta declaración supone un cambio crucial en el derecho inglés. Sin embargo, ello no significa que el cambio fuera especialmente revolucionario. Un tribunal supremo debe garantizar la estabilidad, sobre todo, en un sistema como el inglés, en el que la jurisprudencia y el precedente desempeñan una función tan destacada. Tal vez por este motivo, junto con la declaración anterior, la House of Lords distribuyó una nota de prensa en la que destacaba que el efecto de la declaración anterior sería muy limitado.
Aun así, se consideró que esta modificación sería suficiente para aumentar la flexibilidad del sistema jurídico inglés y equipararlo al del resto de países de su entorno.
El Tribunal Supremo británico siempre ha intentado ser prudente a la hora de apartarse de sentencias anteriores. Debe reconocerse que no siempre lo ha logrado, pero, por regla general, para que se pueda aplicar la Declaración práctica de 1966, deben existir motivos de interés público que justifiquen un cambio de criterio jurisprudencial.
La Declaración práctica de 1966 y los tribunales inferiores
El Practice Statement 1966 no liberó de sus obligaciones al resto de tribunales, que están vinculados por el precedente tanto respecto a sus propias decisiones como a las de los tribunales superiores. En su momento, esto fue criticado por destacados juristas, como Lord Denning, que reclamó que los efectos de la Declaración práctica se extendieran también al Tribunal de Apelación inglés.
This announcement is not intended to affect the use of precedent elsewhere than in this House (Practice Statement [1966] 3 All ER 77).
Debe tenerse en cuenta que no todos los procesos llegan al Tribunal Supremo y no todos los bolsillos se pueden permitir llevar el litigio a instancias tan altas. Además, en los tribunales intervienen, de forma recurrente, partes con una gran capacidad económica (empresas de telecomunicaciones, eléctricas, bancos, etc.). Pueden aprovechar esta circunstancia para llegar a acuerdos extrajudiciales con la parte que les ha llevado a juicio a fin de que no se cree un precedente que obligue a indemnizar a otros afectados. Como consecuencia, los más pudientes tienen una capacidad mayor de influir sobre la jurisprudencia que el ciudadano de a pie. Desde este punto de vista, las críticas a la inflexibilidad de la doctrina del precedente tenían —y siguen teniendo— mucho sentido.
Fuentes
HUXLEY-BINNS, Rebecca; MARTIN, Jacqueline. Unlocking the English Legal System. 4.ª edición. Londres y Nueva York: Routledge, 2014.
DE PRADA RODRÍGUEZ, Mercedes; MUÑOZ ROJO, Roberto. El proceso civil inglés. Colección Estudios de Derecho Procesal Penal. Granada: Comares, 2014.
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